18 de Octubre de 2012
Hay días en que cuesta mucho escribir; Ya he dicho en bastantes
ocasiones que la situación actual se parece mucho a la descrita por
Orwell en su libro 1984; un fascismo que lo controla todo, contra el que
poco o nada se puede hacer y en el que los nombres siempre significan
lo contrario a lo que se supone, (el ministerio de la verdad era el
encargado de convertir en tal cosa las mentiras…).
Tras las convocatorias del 25-S hemos tenido bastante de este proceso
de manipulación informativa y sobre todo de presiones a los ciudadanos,
(a todos), para que no difundiésemos, apoyásemos o incluso acudiésemos a
la movilización. La criminalización de las protestas fue más que
evidente y sobre todo a partir de este momento surge la necesidad de
“modular” el derecho a la manifestación. Como todo el mundo puede
entender lo de modular, en la práctica es restringir y llega al colmo
del absurdo cuando se multa con 6.000 al que comunicó la autorización
por el mero hecho de solicitar la autorización para la movilización.
El mensaje es claro y contundente y provoca que a partir de ahora
cualquiera que se plantee organizar una manifestación tiene que verlo
muy claro, de tal forma que tan sólo puede plantearla el que tenga
cierta capacidad de controlar a los asistentes, o de pagar la multa.
¿Quién podrá convocar manifestaciones a partir de ahora?. Pues los de
“fomento de la familia” y similares, que no tendrán problemas, (y
tampoco les van a multar). Y por supuesto el que quiera manifestarse sin
solicitar la autorización, pues estará cometiendo una ilegalidad, por
lo que directamente están mandando una señal clara e inequívoca de que
lo que quieren son “mayorías silenciosas” que no protesten y acepten
todas las santas ocurrencias, (y que aún por encima llevan al desastre
tanto a los ciudadanos, como a los que las piden), que tengan.
Esa multa es uno de los indicios más contundentes que nos podemos
encontrar de la deriva de este gobierno, (cuyo único mérito va a ser que
el otro no parezca tan malo), pero no es el único. Por supuesto, parece
que no hay ninguna acción sobre ninguno de los hechos que han cometido
los policías en su momento, y lo que no se acaba de entender muy bien es
que tengas que pagar una multa por seguir el procedimiento legal. ¿Es
esto la seguridad jurídica?.
Respecto a los acontecimientos de la policía, la novedad del día está
en que se está planteando la nueva ley de seguridad ciudadana, (que al
más puro estilo Orwell), lo que propone es directamente imponer más
problemas a los ciudadanos y en particular trata de evitar los problemas
que ha tenido el gobierno el 25-S. Se habla de prohibir la grabación y
difusión de las imágenes captadas de policías en acto de servicio en
determinados casos. No hace falta ser muy inteligente para entender que
lo que se va a hacer es criminalizar a todo el que quiera documentar
determinadas acciones y actividades. Esto no es otra cosa que dar los
instrumentos necesarios para convertir este país en un estado en el que
la democracia no será absolutamente nada, cuando lo que necesitamos es
imperiosamente mayor democracia).
Sólo faltará que no habrá problema, porque la policía nos dará los
videos, ya que resulta que para este gobierno liberal, resulta que la
policía puede grabar sin problemas mientras que los ciudadanos no podrán
grabarlo, (curioso desde luego como se prostituyen las ideologías
cuando interesa). Por supuesto, dará los videos que les interesa; y en
caso contrario siempre podremos confiar en la prensa.
Esta prensa que es tan hábil que no informa de las numerosísimas
manifestaciones que van en lo que va de año. ¿No es paradójico que nos
digan que hay que modular el problema de las manifestaciones porque
determinadas ciudades están llenas de manifestaciones y que la prensa no
recoja absolutamente nada?. Si los ciudadanos no difunden las imágenes,
la prensa no las difunde y nos llegarán los de la policía. ¿Cómo nos
podremos enterar de lo que ocurra?.
Pues sin enterarnos de lo que ocurre, no podremos tomar ningún tipo de
decisión libre; Así de simple, por no hablar de la impunidad de
determinados grupos y determinadas acciones que alcanzan unos niveles en
los que ser ciudadano es un suplicio.
Y todo para que el gobierno (y lo que no son los gobiernos) nos cuente
lo de la mayoría silenciosa y manipule sin ningún tipo de
responsabilidad todos los datos, imágenes y mensajes, con el objetivo de
conseguir la famosa mayoría silenciosa, que recuerda mucho a las
mayorías silenciosas de otros tiempos, porque no podían hablar. Claro
que a ver si alguien me explica cómo es posible que de repente nos
encontremos con una situación en la que hay más manifestaciones que
manifestantes.
Pero comentaba que había días en que es difícil escribir. La razón es
simple; da la impresión de que si esto no sirve para nada, pues no sirve
para nada, y si sirviese para algo, cualquier día se les ocurre modular
el derecho de expresión y entraría en problemas. Y lo triste del caso
es que al final pues toca seguir, pues por la razón de que no hay otro
remedio, y que por poco que sea, pues habrá que hacerlo.
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