Ni están, ni se les esperan. Los brotes verdes que a bombo y platillo se nos está vendiendo desde el Gobierno están haciéndose desear más de lo previsto, y no hay ni un solo indicador que arroje algo de luz y esperanza para la economía española.
Precisamente, durante el día de hoy, el Instituto Nacional de Estadística ha publicado el Índice de Comercio al por Menor (ICM),
que refleja, con matices, la situación de la demanda de productos y
servicios de consumo. Y el panorama no puede ser más desolador: el ICM ha caído un 10,9% con respecto al mes de Marzo del año pasado.
Y de hecho, esta caída se ha hecho notar tanto a nivel geográfico,
donde todas las Comunidades Autónomas han sufrido caídas, como en
función del tipo de productos, ya que hasta los productos de consumo más
básico, la alimentación (-6,3%), han caído.
Ninguna cadena de distribución se ha salvado de la caída. Las empresas más pequeñas (empresas unilocalizadas) son las que más están notando el descenso del consumo,
con una caída del 11,7% en lo que va de año, seguido muy de cerca por
las pequeñas cadenas (-9,5%), las grandes superficies (-9,2%) y las
grandes cadenas (-3,4%) que, a tenor de los datos, son los
establecimientos que menos están notando la grave crisis que estamos
atravesando.
Uno se pregunta hasta dónde pueden llegar a caer la demanda de productos de consumo en España. Muchos políticos nos vendieron la mejora de la balanza por cuenta corriente
como un síntoma de recuperación cuando, en realidad, el cambio de
tendencia del comercio exterior se debe a la caída del consumo interno,
propiciado por la reducción de la renta disponible de las familias
debido a las continuas subidas de impuestos y la destrucción neta de empleo trimestre tras trimestre.
Ante esta situación, ¿podemos hablar de brotes verdes? Cabe pensar
que no, y a la vista de los indicadores, habrá que esperar mucho tiempo
para que estas palabras sean realistas.
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