La normativa europea sobre deuda pública permite a España
maquillar su pasivo en circulación. En concreto, y según datos que se
desprenden de sendas estadísticas de Eurostat y del Banco de España,
nuestro país puede dejar de contabilizar más de 292.000 millones de
euros según el protocolo por déficit excesivo que establece Bruselas
Nuestra
deuda pública oficial, según la última publicación del supervisor que
dirige Luis María Linde, asciende ya al 98,5% de nuestro PIB y supera
los 1,053 billones de euros, después de un mes de junio aciago en el que
ese pasivo aumentó en 12.638 millones de euros. Sin embargo, y a falta
de los datos relativos al segundo trimestre, el Banco de España reconoce
que los pasivos en circulación bordean el billón y medio de euros.
El desfase entre las dos cifras supera, de largo, los 400.000
millones, pero el supervisor deja claro en sus estadísticas que existe
una partida, llamada de Consolidación entre Administraciones Públicas,
en la que la deuda de Estado, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos se
superpone. Esa partida supera, según datos relativos al primer trimestre
del año, los 150.000 millones de euros. Al final, el desfase entre la
cifra oficial de deuda pública y los pasivos financieros totales de las
Administraciones Públicas asciende a 292.000 millones después de restar
los 150.000 millones de pasivo consolidado.
Esa cantidad debería sumarse a los 1,053 billones de euros
contabilizados como deuda a finales de junio, por lo que nuestra deuda
pública real, contando esos casi 300.000 millones, llegaría a los 1,345
billones de euros, casi el 130% de nuestro PIB. Una cifra alarmante que,
sin embargo, no dista de la de muchos otros países del euro, que
también se benefician de las distinciones contables que impone la
Comisión Europea.
Pero, ¿de dónde viene esa enorme diferencia entre deuda pública
reconocida y pasivos financieros totales? Según la normativa impulsada
en los últimos años por los socios europeos, la deuda que contabiliza
como pública es la llamada Deuda PDE (regida bajo el protocolo de
déficit excesivo). Y en ella no caben algunas partidas que en el caso de
España, pero también de Alemania, Austria o Irlanda, son especialmente
elevadas.
Lo que no contabiliza
Bruselas permite que
los Estados miembro no computen como Deuda PDE las garantías que los
gobiernos asumen con empresas privadas, y que en el caso de España, y
según Eurostat, suponen casi 190.000 millones de euros (el 18,1% del
PIB). Ahí, y según fuentes del Banco de España, caben desde apoyos
financieros a empresas hasta dinero comprometido en la banca y otros
rescates.
Pero hay más: el pasivo de determinadas empresas públicas y de las
alianzas público-privadas, las llamadas PPPs, tampoco compatibiliza como
deuda pública. En nuestro casoesa partida es muy inferior a la de las
garantías gubernamentales, pero aún así asciende a un 13% del PIB, lo
que se traduce en algo más de 130.000 millones de euros.
La partida que Bruselas permite no contabilizar como deuda
según el protocolo excesivo de déficit es el de la morosidad de las
Administraciones Públicas. Eurostat explica en sus estadísticas que, en
este caso, contabiliza como pasivo aquellos pagos demorados por más de
90 días. En este caso, España debe a sus proveedores un 0,19% del PIB,
algo más de 20.000 millones. Por último, hay muchas otras partidas
menores en cuantía que sirven, en nuestro caso, para complementar esos
292.000 millones de euros entre pasivos totales y deuda pública
reconocida.
Estadísticas sorprendentes
El caso de
España no es, ni de lejos, el más llamativo. Irlanda, país rescatado con
un nivel de deuda pública desbocado, cuenta con un Gobierno
comprometido en garantías por más del 32% del PIB del país.
Y hay más: tres de los países más saneados de la eurozona, Alemania,
Austria y Finlandia, se libran de declarar como deuda PDE porcentajes
elevadísimos de su PIB. Austria, la que más, con un 35% del PIB por las
garantías comprometidas a nivel gubernamental. En su caso, y
contabilizando todos sus pasivos, la deuda total sobrepasaría la cota
del 100 por cien, cifra bien distinta a la oficial. Alemania, en mejor
posición financiera, contaría con una deuda total superior al 92% de su
PIB, lo que traducido a cifras significaría un montante equivalente a 2
billones de euros.
Si Grecia, que tiene una importancia
económica mundial casi despreciable (0,33%) puede crear este caos económico en todo el mundo
debido a su nivel de deuda impagable, imagine lo que sucedería si algo parecido ocurre en Francia
(3,81%), Italia (2,88%), y España (1,88%).
Todo el modelo económico de China (13,9%)
se ha construido sobre la deuda y el mundo que consumen su producción.
Japón (6,18%) se
encuentra en medio de una espiral demográfica y de deuda perniciosa. Los EE.UU. (23,32%) están
viviendo de tiempo prestado y el predominio continuado del dólar. ¿Cuánto tiempo durará?
El
tono más claro en cada país corresponde a la actividad económica más primitiva, que es la
agricultura. El tono medio es la industria, y la sombra más oscura corresponde a los servicios, que
tiende a ser una gran parte del PIB de las economías desarrolladas en la economía
mundial. Para dar un paso más allá, la visualización también sombrea los países de la
geografía continental, para ver fácilmente las contribuciones económicas relativas de América del
Norte, Europa, América del Sur, Asia, Oceanía y África.
La suma de las deudas de las
Administraciones Públicas, las empresas y los hogares españoles a cierre
del año pasado se situó en torno a 3,3 billones de euros, una cantidad
que supera en más de tres veces el Producto Interior Bruto del país.
Pero, ¿quién debe dinero a quién? ¿Cuántos acreedores tiene cada agente
económico? ¿Ha cambiado mucho el perfil de los deudores y los
prestamistas a lo largo de la crisis? Un solo gráfico resuelve todas las
dudas.
El último informe de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas)
calcula que a cierre del año pasado el conjunto de las Administraciones
Públicas, los hogares y las empresas tenían deudas valoradas en nada
menos que 3,3 billones de euros, una cantidad que multiplica por más de tres veces el Producto Interior Bruto español y que supera en casi 200.000 millones a la registrada en 2008 (3,15 billones).
Las empresas se deben dinero entre sí y también tienen pendientes de
pago miles de millones a los bancos y al exterior. Los hogares, por su
parte, solo deben rendir cuentas ante el sector financiero, mientras que
las Administraciones también tienen como acreedores destacados a otros
agentes internacionales. Además, todas las deudas y los préstamos han
alterado su valor a lo largo de los últimos seis años.
Esta reflexión deja entrever que la deuda española compone una maraña
de cifras difícil de digerir, pero lo cierto es que Funcas ha intentado
arrojar un poco de luz sobre cómo ha cambiado durante la crisis a
través de un solo gráfico… y éste es el resultado:
Evolución del mapa de la deuda en España 2008-2014
Evolución del mapa de la deuda en España 2008-2014
Las empresas reducen deuda en un mar de acreedores
El gráfico muestra que las compañías (sociedades no financieras), al
igual que las familias, han reducido bruscamente el volumen de su deuda.
En concreto, a cierre del año pasado debían 1,42 billones de euros, unos 300.000 millones menos que seis años antes.
¿Y a quién deben todo ese dinero? Sus acreedores son múltiples, aunque destacan, por este orden, los bancos (les deben 531 millones), otras empresas, en su mayoría vía crédito de proveedores (504 millones), acreedores del resto del mundo (287 millones) e instituciones financieras no monetarias, como pueden ser fondos de inversión o de pensiones (104 millones).
El informe hace especial hincapié en la fuerte reducción del
endeudamiento de las sociedades no financieras, que ha sido posible,
según Funcas, a varios factores:
“En España, y dentro del sector privado, el saneamiento ha sido más
intenso en el sector empresarial, fruto de la intensidad de la restricción crediticia
en algunos segmentos, como el de construcción y promoción; la premura
por reducir la dependencia de la financiación ajena, en un contexto de
costes de financiación elevados, y las menores necesidades de nuevos
recursos teniendo en cuenta la reducción del volumen de negocio. La
mejora también se debe a que los ajustes salariales y de la inversión en activos que han aplicado han sido más agresivos que los que han sufrido en términos de producción”, argumenta el organismo.
Los hogares deben 740.000 millones a la banca
En diciembre de 2014, señala Funcas, las familias españolas debían
743.000 millones de euros, prácticamente tres cuartas partes de la
riqueza de España, y todo ese dinero provenía de un único acreedor: el sistema financiero.
Como apunte metodológico, el estudio recuerda que en esa cantidad no se
ha tenido en cuenta la deuda que los hogares puedan tener con comercios
con compras aplazadas.
La cifra es realmente escandalosa (es la mayor de un único deudor con
un prestamista), pero el punto de vista cambia si miramos a cuánto
ascendía en 2008. Y es que las familias españolas han sufrido un proceso
de desapalancamiento durante los años de crisis que les ha llevado a
reducir sus deudas en un 15%, lo que traducido a dinero representa unos
140.000 millones de euros.
Funcas recuerda que el 80% de esa deuda está vinculada a la vivienda
y que su amortización es a largo plazo, de ahí que la capacidad de las
familias para desendeudarse sea más reducida que la de las empresas.
“El hecho de que el grueso de la deuda de los hogares se materialice
en préstamos hipotecarios a largo plazo y esté en manos de hogares con
restricciones significativas de renta explica la mayor lentitud en el
proceso de desapalancamiento familiar. Aun así, la deuda de los hogares
ha caído en 12 puntos del PIB en el mismo período, lo que en términos de
renta disponible supone una mejora sustancial, ya que en 2008 la deuda
de las familias superaba en 1,3 veces su renta frente a 1,13 veces en
2014”, argumenta.
El sector público se come el ajuste del sector privado
El informe explica de forma clara y directa el ajuste que ha
realizado el sector privado a lo largo de la crisis: España es el país
que más ha reducido su endeudamiento privado, y lo ha hecho desde las
cotas máximas registradas a mediados de 2010 en casi 40 puntos del PIB.
Por el contrario, en el conjunto de la eurozona, la deuda de hogares y
empresas ha ascendido casi 9 puntos del PIB entre 2007 y 2013.
Entonces, si empresas y familias han logrado reducir deuda más rápido
que ningún otro país, ¿cómo es posible que la deuda total del país haya
aumentado respecto a la que existía en 2008? La respuesta es muy
sencilla: la deuda del sector público ha crecido en más de 600.000
millones de euros… y a un ritmo más rápido de lo que ha caído la
privada.
“El cambio de posición en el sector privado coincidió con un
deterioro acusado de las cuentas públicas, resultado de una caída
agresiva de la recaudación tributaria y un aumento del gasto fruto del
papel de los estabilizadores automáticos y la adopción de medidas
discrecionales para reactivar la demanda interna. Como consecuencia, la
caída de las ratios de endeudamiento privado convivió con aumentos
progresivos y superiores del endeudamiento público, de ahí que, al
cierre de 2014, la deuda agregada de España supere la existente en 2007
en casi 15 puntos del PIB”, sostiene Funcas.
Variación anual de la deuda de cada agente económico sobre el PIB
Variación anual de la deuda de cada agente económico sobre el PIB
Así pues, el conjunto de las Administraciones debía a cierre del año
pasado cerca de 1,14 billones de euros a distintos acreedores, frente a
los escasos 540.000 millones que debía en 2008. Dentro de esa factura
multimillonaria, a lo largo de la crisis el sector público ha duplicado
su deuda frente al resto del mundo (ronda el medio billón de euros) y ha
triplicado el montante a pagar tanto a bancos (debe unos 476.000
millones) como a fondos de inversión e instituciones similares que
tienen deuda pública en cartera (164.000 millones).
La banca debe un billón, pero ha prestado el doble
El sector financiero también ha soltado lastre a lo largo de los
últimos años como consecuencia de la crisis. Actualmente sus dos grandes
acreedores son el exterior (601.000 millones) y los fondos de inversión
y otras instituciones similares (552 millones de euros) a quienes debe
un total de 1,15 billones, frente a los 1,54 millones de 2008. A su vez,
la banca también hace de prestamista: además de las familias, las
empresas y la Administración (que le deben 1,75 billones), también ha
concedido algo más de 290.000 millones a los fondos.
Por tanto, y vistas las cifras en su conjunto, el sector financiero
ocupa una posición más acreedora que deudora dentro del mapa. Y es que
mientras el conjunto de agentes económicos le deben más de 2 billones de
euros, él ‘solo’ tiene que devolver 1,15 billones.
El fondo de inversión Blackstone valora en 304,3 millones de euros
las 2.688 viviendas protegidas que compró al Ayuntamiento de Madrid en
2013 por 203,4 millones, con lo que ha obtenido unas plusvalías brutas
del 50%. Actualmente, estas viviendas forman parte de la cartera de
Fidere, la socimi del fondo americano que salió a bolsa a finales de
junio.
Además, Blackstone tiene ingresos por el cobro de la rentas de alquiler de
esta vivienda de protección oficial, que alcanza un 6% de
rentabilidad. Actualmente cuenta con un 74% de ocupación, pero espera
alcanzar el 100%. Su perfil son clientes fiables con solvencia económica
y que no destinen más del 40% de su sueldo al pago del arrendamiento.
El fondo de inversión más grande del mundo también ha comprado VPO a
otros ayuntamientos con problemas como Guadalajara o Torrejón de Ardoz.
Además se ha hecho con la cartera de créditos hipotecarios fallidos de Catalunya Banc por 4.123 millones de euros.
Las intenciones de Blackstone es desprenderse de esta sociedad para
2016-2017 para conseguir plusvalías. “Pretendemos mejorar esos activos
con el modelo compra, arregla y vende para mejorar su calidad”, afirmó
la directiva en su momento.
Nota: Capitalismo buitre de manual y en estado puro. Verdadera lacra social
Blackstone, cuyo representante en España es nada más y nada menos que el señor Claudio Boada -fue presidente de Lehman Brothers.