viernes, 11 de diciembre de 2020

El nivel de empleo de 2007, previo a la crisis financiera, no se recuperará hasta 2026


El economista Josep Oliver alerta de que, tras la segunda ola de la pandemia, ya hay 1,5 millones de jóvenes parados de los que solo 300.000 tienen estudios superiores





Belén Trincado / Cinco Días Madrid  11 DIC 2020 - 06:30 CET

Llueve sobre mojado. Cuando España no había logrado recuperar el número de ocupados que tenía su economía en 2007, justo antes del estallido de la crisis financiera mundial, ha estallado otra crisis, aún más global, si cabe, que ha ha provocado en menos de dos trimestres un hundimiento aún mayor del mercado laboral.

Según la ocupación medida en términos de la Encuesta de Población Activa (EPA) en la aterior crisis financiera, entre el tercer trimestre del 2007 y el mismo trimestre de 2013 se destruyó anualmente el 3,1% del empleo de media Mientras que la destrucción anualizada por el impacto del Covid en este año llegará al 3,5%.

Así lo destaca una nueva edición del Índice ManpowerGroup, que elabora el catedrático de Economía Aplicada de la Autónoma de Barcelona, Josep Oliver y su equipo. Si bien, este experto, como hizo recientemente el Banco de España, explicó ayer que a la hora de analizar el shock del Covid en el empleo debe tomarse como indicador, más que la ocupación, el número de horas realizadas, para eliminar el efecto de los trabajadores en ERTE, que se consideran ocupados pero tienen su empleo suspendido total o parcialmente. En ese caso, la actual crisis también ha registrado un récord al registrarse un desplome del 25% de las horas trabajadas en el segundo trimestre del año.

Así, cuando estalló la pandemia, el mercado laboral español aún estaba a cuatro puntos porcentuales de recuperar el nivel de empleo de 2007 y ahora, tras un semestre de crisis sanitaria y económica la afiliación acumula una caída del empleo de entorno al 2%.

Además, la situación actual tiene algunas características que, junto al resto de previsiones de los organismos internacionales, llevan a los expertos que han realizado este índice a calcular esta brusca interrupción de la senda de recuperación y el nuevo hundimiento del empleo tienen tres características que hacen que la economía española vaya a tardar alrededor de seis años, hasta 2026, en volver a los niveles de empleo que tenía a mediados de 2007, justo antes del inicio de la crisis financiera que arrancó en 2008. Estimando para eso aumentos medios del empleo del 2% anual entre 2023 y 2025, continuando así con la previsión de la Comisión Europea para España que ha estimado un aumento de ese 2% anual hasta 2022.

Entre estas características que dificultan la recuperación Oliver destacó la elevada incertidumbre acerca de la duración de la crisis, que dependerá de la evolucion de la crisis sanitaria; el hecho de que el dinero europeo del fondo SURE para financiar los expedientes de regulación de empleo (ERTE) vaya a durar, en su opinión, solo hasta abril o mayo; y que no se puede esperar que el resto de fondos europeos para la reestructuración del tejido productivo se emplee en otro tipo de ayudas.

Junto a esto, los datos de este trabajo ponen de manifiesto que hay dos colectivos notablemente más dañados por la crisis de la pandemia: los jóvenes y las pymes. Entre los primeros destaca que entre febrero y octubre de este año las pérdidas de afiliados se concentran prácticamente en su totalidad en los más jóvenes en términos netos. De esta forma, frente a la contracción del -4,9% de la afiliación de los jóvenes de menos de 35 años (-233.000 afiliados menos), la reducción de aquellos con 35 y más es prácticamente nula (-26.000 en total).

Esto deja, según llamó la atención Oliver, la la existencia de 1,5 millones de jóvenes parados, de los que solo 300.000 tienen estudios superiores, por lo que apuntó que el Gobierno debería destinar parte de los fondos europeos a un gran programa de recualificación de este colectivo. La necesidad de esta formación masiva cobra mayor importancia, además, ante la desaparición en la práctica y de manera abruta de la llegada de inmigrantes, cuya previsión oficial cae desde los 300.000 anuales a menos de 100.000. Además, la destrucción de empleo está siendo mucho más intensa en el colectivo de extranjeros, donde la afiliación ha caído un 3,1% desde que empezó la pandemia frente al 1,3% de la población española.

Por el lado de las pymes, mostró su preocupación por los datos del Fondo Moneterio Internacional (FMI) de octubre que indican que la falta de liquidez hace que el 40% del empleo de las pymes del sector de alojamientos y comidas esté en riesgo; o el 31% de los empleados de las pequeñas empresas del ocio o el 17% del comercio.

Ante este elevado riesgo, Oliver consideró que el Gobierno debería cambiar su estrategia de ayudas a las pymes, ya que aunque los créditos ICO han servido para un primer momento, ahora debería recovertir esta financiación en ayudas directas.

En este sentido el presdiente de la Cámara de Comercio, donde se presentó ayer este indicador, José Luis Bonet, también abogó por una mayor flexibilidad en los impuestos. “Al Gobierno le falta contundencia en el terreno fiscal; no se puede cobrar impuestos a la actividad económica si no existe esa actividad o exigir que se pague el IBI de un hotel cerrado”, dijo Bonet.

Mientras que el Managing Director de la Región Mediterránea de ManpowerGroup España, Raúl Grijalba, pidió una mayor colaboración público privada porque, de lo contrario, manifestó sus dudas sobre la eficiencia y la rapidez necesaria en la ejecución de los fondos europeos.

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