viernes, 31 de agosto de 2012

Las ventas minoristas se desploman

Las ventas minoristas se desploman antes de la subida del IVA

La crisis sigue causando estragos en los datos de ventas minoristas que han registrado una nueva caída en julio sumando así 25 meses consecutivos de malos datos. Y todo antes de que entre en vigor este fin de semana la subida del IVA.

Cinco Dias - Madrid - 31/08/2012 - 09:18
La crisis sigue causando estragos en el consumo. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha hecho público hoy el dato de ventas al por menor registrado en julio y éste ha sufrido un fuerte descenso. Las ventas minoristas han caído un 6,9% y ya son 25 meses consecutivos los que encandena de recortes. Todo ello, antes de que mañana entre en vigor la subida del IVA que contraerá todavía más el dato de ventas del comercio minorista. En los siete primeros meses de 2012, el sector ha reducido un 5,6% sus ventas en comparación con el mismo periodo de 2011.

Por modos de distribución, todos ellos recortaron sus ventas en julio, especialmente las grandes superficies (-10,4%), seguidas de las pequeñas cadenas (-8,2%), las empresas unilocalizadas (-7,5%). Las grandes cadenas intentan mantenerse y, a pesar de que también registran caídas, su facturación sólo ha descendido un 2,5%.

Las ventas minoristas descienden en tasa interanual en todas las comunidades autónomas en el mes de julio. Sin embargo, las que han registrado mayores caídas de las ventas han sido Castilla-La Mancha, con un recorte del 8,7% y Murcia, donde descienden un 8,7%. Por otro lado, La Rioja, con una caída del 3,8% y Extremadura, con un -4,1% son las que sufren menores caídas en las ventas minoristas.
En cuánto al empleo, el índice de ocupación en el sector presenta en julio una tasa anual del -1,3%, dos décimas por debajo de la registrada en junio. En las estaciones de servicio la ocupación disminuye un 1,7%. Todos los modos de distribución registran tasas interanuales negativas, excepto grandes cadenas, que incrementa su ocupación un 0,2% respecto al mismo mes del año anterior. En el conjunto del sector minorista, la media de la ocupación presenta una variación del -1,1% en los siete primeros meses del año respecto al mismo período del año anterior.
El empleo se ha resentido en julio en todas las comunidades autónomas pero las mayores bajadas se han registrado en Baleares (-3,6%) y Asturias (-2,9%). Por su parte, los descensos más moderados se registran en La Rioja (-0,4%), Cataluña y Comunidad de Madrid (-0,7% en ambas).

Con el IVA, peor
La caída de las ventas minoristas se ha producido antes de que se haga efectiva la subida del IVA desde mañana. Las organizaciones de autónomos, ATA y UTAE, alertan de que el aumento del impuesto indirecto lastrará aún más la caída de las ventas minoristas en septiembre, así como la economía de este sector.

La Federación de Autónomos ATA, en declaraciones a Efe, ha lamentado la caída del 6,9% de las ventas del comercio minorista en julio, dos puntos y medio por debajo de la tasa registrada en junio y su presidente, Lorenzo Amor, ha asegurado que el comercio familiar "sigue hundiéndose y sin poder levantar cabeza".
El presidente de ATA cree que la subida del IVA, las retenciones profesionales en el IRPF y el recargo de equivalencia serán "la puntilla" para muchos autónomos que han decidido no repercutir el alza del IVA en sus productos y servicios y estima que este esfuerzo supondrá un coste medio anual por autónomo de 1.100 euros.

Por su parte, la secretaria general de la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores, UTAE, María José Landaburu, prevé que las ventas de septiembre sean peores y los datos "aún más negativos" arrastrados por la subida del IVA, que "será la gota que colme el vaso".

"Caen las ventas, desciende la ocupación en el sector y aumenta el paro", ha asegurado, al tiempo que Amor advierte de que "ser autónomo va a ser más difícil y más caro y mantenerse se va a convertir en una carrera de supervivencia".





El temido contagio a las pensiones y a los salarios

Fuerte alza de los precios

La subida del IPC al 3% como mínimo hace peligrar el alza de prestaciones y dificultará la negociación colectiva.

Raquel Pascual - Madrid - 31/08/2012 - 07:00
La fuerte subida del IVA que entrará en vigor el próximo sábado tendrá más efectos que el esperado encarecimiento de la cesta de la compra.
Aproximadamente el 90% de los artículos cuyo coste mide el índice de precios de consumo (IPC) están afectados en mayor o menor medida por este alza impositiva, lo que elevará considerablemente la inflación de los próximos meses. Esto, junto al copago farmacéutico, que entró en vigor el pasado 1 de julio, hace que los expertos calculen que el IPC a final de año termine, como mínimo en el 3% y podría llegar al 3,5% -desde el 2,7% avanzado ayer-, según los 17 principales servicios de estudios reunidos por la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas).
Este fuerte alza de los precios tendrá como efecto una triple mordida en las rentas disponibles de la inmensa mayoría de los españoles. Al citado encarecimiento de casi todos los artículos de consumo, habrá que sumar una posible congelación de las pensiones y el estancamiento de muchos salarios o su pérdida de poder adquisitivo.
¿Por qué se producirá este contagio sobre las rentas de jubilados y trabajadores? El efecto sobre las pensiones es el más directo ya que, según la ley vigente, su cuantía se debe revalorizar cada año con el IPC real del mes de noviembre.
Así en enero el Gobierno aplica la subida de la inflación prevista con la que ha elaborado los Presupuestos Generales de ese año, y a finales del ejercicio se les abona la diferencia entre la subida inicial y la citada inflación interanual de noviembre.
La subida inicial de 2012 fue del 1% en enero, por lo que de terminar el IPC como mínimo en el 3%, el Ministerio de Empleo tendrá que aplicar dos puntos más de subida a los nueve millones de pensiones existente. Esto le costará a las arcas de la Seguridad Social casi 2.000 millones de euros con cargo a 2012. Además, esta cantidad se consolidará para siempre en la nómina de pensiones a partir de 2013 con lo que deberá volver a desembolsarse en ese año.
Este elevado impacto de cerca de 4.000 millones en las cuentas del sistema de pensiones se produce justo cuando la Seguridad Social ha intensificado su ritmo de destrucción de empleo, con una pérdida de cotizantes del 3,4% interanual y del 4,8% en el régimen general, al que pertenecen ocho de cada diez afiliados. Este recorte y las bajadas salariales, unidas al efecto sustitución de las bases que salen del sistema, que son más altas que las que entran, hace que la Seguridad Social registre una caída de ingresos por cuotas del 4,13% acumulado hasta junio; al tiempo que el gasto en pensiones crece un 4,4% en este periodo.
Todas estas cifras suponen un golpe directo a la sostenibilidad de las cuentas públicas. Y, aunque el Ministerio de Empleo ya ha dispuesto la utilización del Fondo de Prevención de Mutuas -dotado con unos 4.000 millones- para afrontar el desvío de la inflación en el pago de pensiones, el creciente deterioro de los ingresos y el aumento de los gastos podría obligar al Gobierno a congelar la subida de pensiones en 2013, como mínimo, según distintas fuentes consultadas. Es más, hay quien cuestiona la revalorización de prestaciones a finales de 2012.
Una negociación muy estancada
En cuanto al efecto de los salarios de los trabajadores con convenio, el primer efecto de la subida del IVA y, por ende, del IPC será contaminar la negociación colectiva. Este contagio puede tener dos efectos. En un primer momento, muchos comités de empresa podrían hacer oídos sordos a las recomendaciones de moderación salarial del Acuerdo de Negociación Colectiva 2012-2014, para volver a tomar como referencia de subida salarial el IPC previsto como mínimo, más cláusulas de revisión, hasta llegar al 3%.
Este pacto, susceptible de ser incumplido, aconseja que las subidas salariales no deberían superar el 0,5% en 2012 con una cláusula parcial de revisión que solo se activará por encima del 2% en función de la inflación que resulte más baja entre la española y la de la zona euro.
Así, en caso desoír este acuerdo, otro de los puntos conflictivos de las negociaciones será también la demanda sindical de una mayor inclusión de cláusulas de revisión salarial que, además, recojan mayor parte del exceso de inflación española y que se activen por encima del 1%. En los últimos años estas cláusulas han ido disminuyendo desde el 75% de los trabajadores que la disfrutaban en 2005 al 48% en la actualidad.
Un supuesto retorno a demandas salariales cercanas al 3% en un entorno como el actual de cronificación y recrudecimiento de la crisis y de fuerte destrucción de empleo, es, a todas luces, inviable. Por ello, esta exigencia podría llevar a muchas empresas a suspender las negociaciones. Así se produciría como mínimo un efecto parálisis en las mesas de los convenios, aún mayor de la que se viene produciendo desde 2009. En julio pasado solo 3,2 millones de trabajadores habían firmado sus convenios para 2012, cuando hace justo un año, habían pactado sus condiciones salariales cinco millones de asalariados.

Las cifras

1% es lo que crecieron las pensiones en enero de este año. Todo lo que exceda este porcentaje en el IPC de noviembre deberá abonársele a los pensionistas, según la ley.
1,56% es el incremento salarial medio pactado hasta julio de este año en los convenios. Menos de la mitad de los asalariados tiene cláusulas de revisión.

Algunos ejemplos

Un jubilado mayor de 65 años sin cónyuge a cargo que cobre la pensión mínima (763,60 euros al mes) debería ver incrementada su pensión en al menos el 2% en diciembre próximo, si el IPC de noviembre se situara en el 3% o más, tal y como prevén los expertos. Esto incrementaría esta prestación en unos 15 euros más al mes, hasta alrededor de los 779 euros.
Una persona viuda menor de 60 años sin cónyuge ni cargas familiares que reciba una prestación mínima de viudedad (468,50 euros) tendría que pasar a cobrar como mínimo diez euros más al mes (478 euros).
Si se toma un perceptor de una pensión máxima de jubilación (fijada este año en 2.522,89 euros mensuales), el incremento correspondiente a su revalorización en función a un supuesto 3% sería de alrededor de 52 euros más al mes hasta sumar 2.575 euros.
A los casos anteriores -y al resto de pensiones- habría que sumarles a partir de enero próximo (si no se congelan), un aumento equivalente a la estimación del IPC de 2013 con la que el Gobierno piensa elaborar los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año. De ser el 1%, como en ejercicios anteriores, las cuantías ya revalorizadas antes citadas aumentarían en unos 8, 5 y 25 euros más al mes, respectivamente.
Más difícil es calcular el efecto monetario de este repunte inflacionista en los salarios, ya que, para empezar, no afectará solo a su cuantía sino que también dificultará más las negociaciones de los convenios. En cualquier caso, el efecto un IPC del 3,5% en diciembre sobre un salario medio mensual de 1.841 euros que calcula el INE y teniendo en cuenta una cláusula de revisión completa que se active en el 1% (incumpliendo el Acuerdo de Negociación Colectiva), supondría un alza salarial de casi 50 euros al mes.

Un análisis coyuntural del saldo neto de Exportaciones

Volumen Total de Exportaciones e Importaciones los últimos 10 años, gráfico elaboración propia

Hoy vamos a realizar un análisis de dos indicadores que se están comportando de forma muy curiosa en España durante esta crisis: el saldo neto de exportaciones e importaciones y la evolución del IPC e inflación subyacente.

Variación (%) Exportaciones
e Importaciones
Por un lado, tenemos los datos de variación anual de saldo de exportaciones e importaciones, en volumen (a precios corrientes) que nos ofrece el Ministerio de Economía y Competitividad cada viernes en su Boletín de Coyuntura Semanal (este de aquí es del 24 de agosto). Está claro que hay una evolución tendente a incrementar las exportaciones mientras que las importaciones siguen en números negativos y con tendencia también pésima. Recordemos que el saldo neto de exportaciones (Exportaciones - Importaciones) es un agregado del Producto Interior Bruto, un agregado del gasto nacional. Por tanto, podemos decir que si las exportaciones son mayores que las importaciones el PIB nacional se verá beneficiado (cosa que es verdad); pero no podemos parar nuestro análisis ahí. Porque de hecho, en los componentes agregados del PIB que el propio Mineco nos ofrece también cada semana vemos como la Demanda Externa es la que tira con fuerza de nuestra producción mientras que la interna se hunde en el caos más profundo.
Demanda nacional y externa en el PIB
Antes de analizar la situación actual de las exportaciones netas, hemos de pararnos para hacer un comentario a su evolución en los últimos años. En el primer gráfico vemos una evolución muy clarificadora de lo que ha ocurrido en este país con las exportaciones e importaciones en los últimos años. Me interesan más las evoluciones deflactadas (es decir, a precios constantes) que las corrientes. Si nos fijamos, las importaciones subieron durante la burbuja, pero aún más a precios constantes debido a una fuerte necesidad de recursos con los que aquí no contábamos para mantener el tejido productivo de una España constructora. Además, esos recursos fueron traídos a través del incremento del apalancamiento de los agentes privados, lo que las hizo caer drásticamente una vez estalló la crisis. De hecho, las importaciones a precios constantes sirven de indicador procíclico adelantado de los que tanto le gustan a mi profesor Justo Sotelo. Los efectos de una caída lenta de la inflación minimizaron la caída de las importaciones a precios constantes, pero el nivel con el que vivíamos en burbuja es irrecuperable. Tal y como se ve en los dos gráficos siguientes (deflactor de las importaciones e importaciones a corrientes y constantes) se entiende perfectamente el análisis. Ahora mismo, si unimos la fuerte caída fruto de un nivel de importaciones sólo posible en burbuja -a menos que creásemos valor añadido- junto con el empobrecimiento de la Demanda Nacional (aunque el gráfico nos enseñe un repunte de la misma, la tendencia sigue siendo negativa, y más debido al efecto Laffer que provocará la subida del IRPF y del IVA) tenemos que las importaciones seguirán en negativo, o prácticamente estancadas, siendo objeto de análisis las exportaciones.

Total Importaciones a precios constantes y corrientes (Gráfico 1)
Evolución (%) del deflactor de las importaciones (Gráfico 2)
El análisis que debemos hacer es: ¿qué hace incrementar nuestras exportaciones? ¿Nos hemos vuelto más competitivos? ¿Nuestros productos han mejorados? ¿Hemos aumentado la productividad? ¿Creamos mayor valor añadido? No, no, no, no y no. Las exportaciones no aumentan por ninguna de estas razones. Si alguna de estas causas se estuviera dando en la actualidad -si fuéramos más productivos o si creásemos más valor añadido- estaría entrando capital extranjero en España, se estaría mejorando nuestro tejido productivo, empezaría a crecer la demanda de empleo y comenzaría a subir el Producto Interior Bruto. Más bien está creciendo, o ha crecido, el PIB de los países que nos compran productos, los cuales ahora ven en España una oportunidad para adquirir aquí bienes y servicios y llevarlos fuera. ¿Por qué? Porque en España hemos llevado a cabo lo que yo llamo la “devaluación social”.
Las exportaciones han seguido un comportamiento similar al de las importaciones, pero resultaba muy curioso que no las superasen durante la burbuja. Está claro que si vivíamos “el milagro económico español” nuestros productos tendrían que ser competitivos y por tanto tendríamos que exportar más de lo que importamos, o al menos aumentar más rápido nuestras exportaciones que nuestras importaciones. Está claro que aquí no se estaba haciendo nada competitivo y que los retornos -TIR de la inversión- no eran suculentos para los agentes extranjeros. Éstos veían que los costes (tanto económicos como de oportunidad de nuestros activos) no iban a ser superados por la satisfacción que les iba a reportar. Entonces, ¿ahora porqué sube? Ahora sube porque están bajando esos costes, no porque aumente el retorno que recibe el comprador. Bajan los costes porque cae el mercado laboral, y al haber una fuerte demanda contra escasa oferta los salarios -nominales y reales- caen lo que permite obtener mayores rendimientos. Caen los precios de factores de producción. 

Total exportaciones a precios constantes y corrientes (Gráfico 1)
Evolución (%) del deflactor de las exportaciones (Gráfico 2)
Eso ha estado ocurriendo hasta prácticamente el primer trimestre de 2012 y nuestro PIB se ha mantenido sin caer estrepitosamente gracias a este saldo de exportaciones. Ahora, el Gobierno “que nos sacará de la crisis” ha subido los impuestos de todos los sectores y para todas las personas, lo que aumentará los costes de la venta interna (debido al IVA) y forzará a una mayor exportación de productos de empresas. El Estado español no puede devaluar la moneda, pero está logrando un efecto similar en la balanza exterior.
El posible repunte de la inflación
El segundo indicador que os quería comentar es el que vemos en el gráfico adjunto.
¿Está repuntando la inflación? Puede ser y sería comprensible debido al encarecimiento eléctrico, a la no bajada de los precios de vivienda y alquileres, al encarecimiento energético y a las subidas tributarias que se van traduciendo ya a precios de una u otra manera. ¿Está constatando esto la teoríá de la monetización de la deuda? No, son unos niveles de inflación muy bajos y controlados como para alarmarse, ni siquiera para hablar de estanflación pese a la caída del PIB. ¿Entonces, se equivocan los austríacos con su teoría de expansión crediticia? Eso es lo que defiende Krugman y lo que ha estado publicando en el New York Times esta semana, en la que ha sacado su poderío económico hablando del Modelo IS-LM (en un gracioso artículo que tituló: IS-LMentary) de la inflación e invitando a Bernanke a aumentar su política proactiva monetaria. Sin embargo, la crítica de estos artículos la dejamos para siguientes post. 
¡Buena Suerte!
 

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La próxima transformación de China

La próxima transformación de China

HONG KONG - A lo largo de tres décadas de condiciones económicas mundiales favorables, China fue capaz de crear un sistema integrado de producción global sin precedentes en escala y complejidad. Pero ahora sus autoridades deben lidiar con el triple desafío de la crisis de la deuda europea, la lenta recuperación en Estados Unidos y una desaceleración del crecimiento de su propia economía. Los tres retos están interconectados, y un error por parte de cualquiera de los protagonistas podría sumir a la economía mundial en otra recesión.
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Para evaluar los riesgos y las opciones para China y el mundo, es preciso entender el sistema de producción "Hecho en el Mundo" de China, que se basa en cuatro pilares diferentes pero mutuamente dependientes.
El primero de ellos, en que China es la "fábrica del mundo", fue creado en gran parte por las corporaciones multinacionales extranjeras y sus proveedores y subcontratistas, y las tareas de elaboración y montaje, con alto uso de mano de obra, eran realizadas por empresas pequeñas y medianas (PYMEs) con acceso directo a los mercados globales a través de una compleja red de contratos. Con modestos comienzos en áreas costeras y zonas económicas especiales, su cadena de suministro se ha extendido por toda China, fabricando todo tipo de productos, desde peluches hasta iPads.
La "fábrica del mundo" no se podría haber creado sin el segundo pilar: la "red de infraestructura china", instalada y manejada principalmente por empresas estatales de integración vertical en los ámbitos de la logística, la energía, la red vial, las telecomunicaciones, el transporte marítimo y los puertos. Este pilar se basa en gran medida en la planificación a gran escala de la inversión fija, además de los controles administrativos correspondientes, y su calidad, escala y eficiencia relativa resultaron estratégicas para la competitividad y la productividad de China.
El tercer pilar es la "cadena china de suministro financiero", que proporcionó el financiamiento necesario para construir y mantener la red de infraestructuras. Se caracteriza por el predominio de los bancos estatales, altos niveles de alto ahorro interno, mercados financieros relativamente poco desarrollados y una cuenta de capitales cerrada.
El último pilar es la "cadena de suministro de servicios estatales", mediante la cual los funcionarios centrales y locales afectan a todos los eslabones de las redes de producción, logística y redes financieras a través de normas, impuestos o permisos. La mayoría de los observadores extranjeros no poseen una verdadera perspectiva de la escala y la profundidad de la innovación institucional y de procesos de esta cadena de suministro, que ha logrado (en su mayor parte) proteger los derechos de propiedad, reducir los costes de las transacciones y reducir los riesgos al alinear los servicios públicos con los intereses del mercado. Por ejemplo, los gobiernos locales chinos lograron altos niveles de habilidad para atraer la inversión extranjera directa (IED), al proporcionar infraestructura y atractivos servicios de apoyo que facilitan la expansión de las cadenas de producción globales.
Tras el inicio de la actual crisis global, con sus cambios radicales en los medios de comunicación social, la demografía, la urbanización y las limitaciones de recursos, estos cuatro pilares se encuentran bajo presión. Las cadenas de producción se enfrentan a escasez de mano de obra, aumentos salariales y amenazas de relocalización a países con menores costes. Mientras tanto, los inversionistas globales están poniendo en duda la solvencia de los gobiernos locales.
Hoy los expertos chinos debaten una pregunta de gobernanza fundamental: ¿qué arquitectura de alto nivel permitiría al país adoptar las reformas necesarias para hacer frente a las presiones mundiales e internas? A los inversionistas les preocupa el errático rendimiento de los valores de renta variable chinos, los riesgos en el ámbito normativo y las potenciales sorpresas políticas, además de las incertidumbres por la mayor volatilidad de los precios de los activos, como las propiedades inmobiliarias, las tasas de interés y el tipo de cambio.
Lo que dificulta cada vez más interpretar la economía china es la interacción crecientemente compleja de los cuatro componentes de su sistema de producción, entre sí y con el resto del mundo.
Primero, las condiciones favorables para el desarrollo de la "fábrica del mundo" han comenzado a disiparse. Los costes de producción -en términos de mano de obra, recursos, normativa e infraestructura- han ido en aumento, mientras que se han roto las burbujas de consumo de Occidente.
En segundo lugar, el éxito inicial de la "infraestructura china" se cimentó sobre tierras, capital y mano de obra baratos. Pero, a pesar de la moderna infraestructura, los costes logísticos en nuestra nación ascienden al 18% de los costes de producción, en comparación con el 10% en EE.UU., debido a diversas ineficiencias internas.
En tercer lugar, el éxito del sistema financiero chino se basó en la financiación de grandes proyectos de infraestructura por parte de bancos estatales y la financiación externa de la producción de las exportaciones a través de la inversión extranjera directa y el comercio. El sistema financiero aún tiene que abordar adecuadamente los retos de la inclusión financiera, en particular la financiación de las PYME y las zonas rurales, y la exposición a un exceso de capacidad en determinadas ramas de la industria.
Por último, pero no menos importante, los tres pilares no hubieran podido mantenerse en pie sin el soporte del cuarto. Hasta ahora, su éxito se ha basado en una competencia positiva entre los gobiernos locales y los diferentes ministerios, que se ha ido evaluando de acuerdo a indicadores de rendimiento, como el PIB y los ingresos fiscales. Por desgracia, esto ha producido problemas de equidad social y sostenibilidad ambiental que requieren una compleja coordinación de diversos ámbitos burocráticos individuales para superar la resistencia que supone una serie de poderosos intereses creados.
En general, se reconoce y acepta que el camino de la reforma requiere un profundo rediseño de los cuatro pilares. En primer lugar, la cadena de producción debe pasar de depender de las exportaciones al consumo interno. Realinear la infraestructura de China significa enfatizar la calidad sobre la cantidad, y reducir la propiedad estatal y el control de precios a favor de las fuerzas del mercado. En su lugar, la coordinación estatal debe centrarse en la lucha contra la corrupción, la reducción de los costes de transacción, promover la competencia, reducir las barreras de entrada y eliminar el exceso de capacidad.
Para la cadena de suministro financiera, la clave es hacer frente a los riesgos sistémicos y reordenar los incentivos con el fin de inducir a los inversionistas a apoyar los motores del crecimiento económico real, en lugar de la creación de burbujas de activos.
El milagro chino se alcanzó gracias a la innovación institucional y de procesos en todos los niveles de la cadena de suministro de servicios estatales. China necesita nada menos que otra reingeniería radical para convertirse en una economía más equilibrada, sostenible y con mayor igualdad social. El proceso ya ha comenzado con una nueva ronda de experimentación en tres nuevas zonas económicas especiales en Hengqin, Qianhai, y Nansha, a fin de probar el surgimiento de una economía de servicios creativa y basada en el conocimiento.
Por supuesto, este tipo de economía depende principalmente de la calidad de la gobernanza. El verdadero reto para las autoridades chinas es cómo equilibrar la creatividad y la innovación institucional con el orden, garantizando así la integridad de los cuatro pilares de su economía.


Traducido del inglés por David Meléndez Tormen